Desde el Brexit, y con el creciente ascenso de los partidos y Gobiernos xenófobos en Europa, estamos viviendo un «momento populista». ¿Cómo interpretarlo? No hay duda de que el neoliberalismo actúa como un «despoblador», vaciando la democracia del demos. Y la Europa neoliberal se ha convertido en una «Europa fortaleza». Desde Margaret Thatcher y Ronald Reagan hasta Donald Trump, Viktor Orbán y Recep Erdoğan, ¿acaso el populismo no es el instrumento del neoliberalismo?
Con una perspectiva de izquierdas, Éric Fassin propone una crítica del populismo de izquierdas que pretende ser una respuesta al de derechas. Esta estrategia es ilusoria: el resentimiento de la ultraderecha no se convertirá en una indignación de izquierdas. Conlleva, además, un elevado coste, ya que tiende a disolver la pluralidad de las minorías en la unidad de un pueblo. Y es peligrosa, pues situar en segundo lugar la oposición entre izquierda y derecha dinamita toda alternativa democrática. El populismo es el síntoma del neoliberalismo, no su remedio. En estos momentos de democracia precaria, más que construir un pueblo, es urgente reconstruir una izquierda.